The Day & Age

Me hicieron su víctima. Por más que brinqué y grité, no pude detener ese cuchillo de rock que me enterraron. Fui asesinado por una banda de Las Vegas que visitaba la ciudad de México, y que durante una hora y cuarenta minutos de sadismo mató a más de 10 mil personas reunidas en el Palacio de los Deportes. Se justificaban, claro. No sabían si eran humanos o bailarines (si fuesen humanos, no hubieran asesinado). Mientras las multitudes se aplastaban entre sí, sonaba este beat electro-rock que hizo enloquecer a todos. La gente confundida intentaba alejarse del tumulto, para ver el "espectáculo" de muerte un poco más lejos. Querían sentir los huesos de todos, y clamaban haber sido secuestrados por extraterrestres. Decían que sí tenían un alma, pero que no eran soldados. Tal vez sólo querían que leyeramos sus mentes, por razones que no se saben.

Se presentó The Killers en el Palacio de los Conciertos (*ejemdeportesejem*) para presentar su última producción Day & Age, no antes de permitir a Hello Seahorse abrir el evento. La voz de la mujer era somnoliente, y no se le entendía nada. Parecía hablar idioma de ballenas, como en la pelíclua de Nemo. Después de 6 interminables canciones (que en realidad parecieron como 1 sola canción de media hora) abrieron paso al platillo principal.

Se apagaron las luces y apareció un 10 en la pantalla. Mientras el conteo se acercaba al número uno la euforia aumentaba. Entre gritos ensordecedores la multitud se abalazaba hacia el centro y frente de la pista, todo por estar más cerca de the Killers, los débiles usaban todas sus fuerzas para salir de la muchedumbre y poder respirar y mirar a la banda en paz. Y vino entonces Human, la gente no daba crédito, empujaba y lanzaba codazos por doquier para ver más de cerca a Brandon Flowers y compañía. This Is Your Life dió paso a Somebody Told Me, que para mi sorpresa pasó sin pena ni gloria. Vino después For Reasons Unknown, seguida de Bones. En ésta última, la gente ya estaba más prendida y Flowers preguntaba si no queríamos sentir sus huesos, su piel. Enseguida tocaron Sweet Talk y durante Bling, Flowers descendió del escenario y entró a un pasillo de vallas mientras imploraba a los fans que estaban cerca "Touch me!". Tocaron Shadowplay (cover de Joy Division) y Smile Like You Mean It, y como antesala del clímax, empezaron a calentar más los ánimos con Spaceman.

Hubo un pequeño descanso, mientras tocaban algunas baladas: My List, A Dustland Fairytale y Can't Help Falling In Love de Elvis Presley. Empezó Read My Mind y la audiencia revivió, cantó, coreó. Pero no fue hasta Mr. Brightside que el Palacio retumbó desde sus cimientos, gritos histéricos y brincos llenaban cada rincón del lugar. Enseguida empezaron a sonar las primeras notas de All These Things That I've Done. La gente no daba de sí. 20 mil personas corearon el famoso "I've Got Soul but I'm Not a Soldier", que fue enfatizado por miles de papelitos que salieron disparados desde el escenario hacia el aire sobre el público. Ese fue el epítome del concierto. El momento clímax, la catársis del evento.



La banda salió tras Mr. Brightside, pero las luces no se encendieron. La gente no podía creer que había terminado. El típico "otra, otra" resonaba a lo lejos. Y bueno que no se hicieron mucho del rogar pues volvieron con el sonido de Sam's Town. Tras éste, tocaron Jenny Was a Friend of Mine de su primer álbum. La canción no era de mis favoritas, pero esta interpretación me hizo amarla por completo. Me enamoré de esa Jenny, la que era amiga de The Killers. Pero esa emoción tenía que acabar. Sonó el primer riff de When You Were Young mientras que Flowers había lanzado algo en llamas (que se apago antes de tocar el suelo). Después en el coro explotó el escenario. Literal salieron ráfagas de fuego por detrás de la banda, para que en el solo cayera una cortina de chispas calientes. Pirotecnia y rock. Ya no cabía más energía en el lugar, era imprescindible que el concierto acabara, o algo sucedería. Y así fue, tras ésta última interpretación de una gran canción, la banda se despidió, dejando atrás a un foro lleno de cadáveres, víctimas de su rock.