La fiebre invernal por Fever Ray

Una invitación extraña me hizo formar parte de este blog, circunstancias extrañas me hicieron dejarlo un par de meses pero son humores extraños los que me traen de vuelta...

Pero sin duda nada tan hermosamente extraño como lo que la señorita Karin Dreijer Andersson (a.k.a. Fever Ray) hace con sus talentos para inspirar a quien sea a escribir sobre su música (suspiro, wink, wink!).

Ya hace meses que bajé su álbum debut como solista, Fever Ray (2009), únicamente porque soy fan absoluto de lo que esta mujer hacía rítmicamente con su hermano Olof en The Knife. Me gustó lo que escuché esas primeras veces pero lo dejé pasar sin más. Sin embargo, he de admitir que fue apenas mientras revisaba las listas de los mejores discos del año en publicaciones como NME, Pitchfork, Marvin y estaciones como Reactor 105.7 e Ibero 90.9 (super pretencioso yo ¡Ja!) en las que aparecía la susodicha una y otra vez que me di cuenta de la joya que es esta obra para la posteridad (hay que tomarse con cuidado a los críticas ya lo sé, pero la neta es que sí soy un poco influenciable ¡GULP!).

Fuera de eso creo que si existe tanta unanimidad es por algo: Fever Ray hizo una cosa que suena muy distintiva (conmovedora para el corazón y desconcertante para la mente) y estilísticamente diferente a su agrupación anterior, pero conservando (y desarrollando) ciertas semillas que ya había en The Knife (se ve que ella era la que le ponía tanto mood ambientaloso y emotivo a ciertos tracks mientras que su hermano sólo quería hacer beats para fiestear). Por consiguiente, creo que fue por eso que me clickeó tanto el disco ahorita y no mientras andaba ajetreado con la escuela en el DF (ahora ando de humores encerrados en mi casa pueblerina donde el paso del tiempo es taaaan pero tan distinto al de la gran urbe, aunque vaya que es "reparador").

La comparación puede ser obvia y repetitiva pero sin duda útil: este disco es como el Vespertine de Björk, el Seventh Tree de Golfrapp o el Fisherman's Woman de Emilíana Torrini, en el sentido de que es una exploración de melodías íntimas, como esos discos lo fueron, de artistas imbuidas por la electrónica de vanguardia; por el contrario, este disco no se siente "como para escucharse en la comodidad del hogar". La música aquí procesada te invita a explorar los rincones oscuros del ático (o el cuarto de los trebejos en nuestro caso), a salir al jardín a realizar alguna danza pagana a media noche o a incluso aventurarse a las calles claroscuras en el crepúsculo citadino. Y eso es porque la voz de Karin posee una cualidad como-metálica-medio-nerviosa que se vuelve a veces tétrica cuando la manipula digitalmente, pero conservando una cualidad apacible e hipnotizante a la vez. No es un álbum para dormir, te puede provocar pesadillas. Te tranquilizará, o al menos te sacará del estado mental que traigas para transportarte a otro mundo si te dejas llevar (lo cual puedo garantizar con toda seguridad).

Sobresalen los sencillos When I Grow Up, Seven (click), If I Had A Heart (click) y Keep The Streets Empty For Me(click).

P.D. Muy aparte está todo el look que se trae encima, (super artsy-neo-hippie-fantasmagórico) pero he de decir que va perfectamente con la estética de la música (no como otras que lo meten con gaga-calzador, en mi opinión). Los videos ni qué decir... Muy trippies pero buena onda (hay fans suponiendo que hay una especie de narrativa entre todos... si alguien la encuentra que me la diga por favor).